“A causa de lo ocurrido en los últimos dos años, una multitud de individuos ha empezado a cuestionar los fundamentos de la virología, ya que la ciencia que se ha presentado es cualquier cosa menos creíble. Es hora de que la virología sea examinada bajo el microscopio.” - John Blaid.
John Blaid
Publicado originalmente el octubre de 2022 (Read in English)
Para poder exponer los problemas presentes en la virología, hay que dar un repaso al panorama historico, y asi comprenderemos cómo empezó todo esto. En el siglo 19, se llevaron a cabo muchos experimentos con bacterias a fin de encontrar la causa de diversas enfermedades, pero cuando estos experimentos fracasaron, surgió la idea de que algo aún más microscópico que las bacterias debían ser la causa de las enfermedades. A esta idea la llamaron “virus.” Lo que es más importante saber es que la definición de un virus en aquel entonces se distinguía de la definición que tenemos hoy en día. Una breve búsqueda revela que el origen de la palabra virus proviene del Latín, y su definición es veneno o substancia dañina.
Los investigadores también trabajaron bajo la suposición no confirmada de que había virus en las muestras que habían usado en sus experimentos. ¿Por qué digo que era una suposición no confirmada? Porque la tecnología usada para ver a partículas más pequeñas que las bacterias no se había inventado aún; ésta solo apareció a principio de los años 30 con el invento del microscopio electrónico. Este instrumento permitió a los científicos ver por primera vez a partículas mucho más pequeñas que las bacterias, como los bacteriófagos.Hoy en día, estas ultimas se califican erróneamente de bacterias malas, pero esa es otra discusión. Al mismo tiempo, la idea de lo que era un virus se sufrió un cambio. El “veneno” o “substancia dañina” pasó a ser una proteína tóxica autoreplicante.
Esta idea duró hasta 1952, según señala el virólogo y microbiólogo marino alemán Stefan Lanka. Según Lanka, se abandonó esta idea de una proteína tóxica porque nadie pudo encontrar estos supuestos virus con el microscopio electrónico. Lo que inicialmente creyeron que era virus, resultó ser los restos de células muertas luego de un proceso de descomposición normal. Cabe añadir que hasta este descubrimiento, nunca se había llevado a cabo experimentos de control adecuados, aunque estos son de la más suma importancia en la investigación científica. Sin experimentos de control adecuados, una investigación no puede considerarse científica.
Después del descubrimiento del ADN en 1953, los virólogos empezaban a barajabar nuevas ideas acerca de los virus. Eligieron un modelo basado en investigaciones sobre bacterias y bacteriófagos, en el cual se desarolló la idea de un virus como una secuencia de ADN dañina, encapsulada en una protección de proteína, la cual sigue siendo la definición aceptada hasta día de hoy. Hasta 1949, en la llamada virología antigua, los virólogos cultivaban supuestos virus colocando material genético supuestamente infectado en tejido sano del mismo tipo, lo cual aumentaba la degradación celular, que se esparcía a la materia orgánica saludable. Este proceso fue mal interpretado como la multiplicación y diseminación de un virus. Después de establecer experimentos de control adecuados en 1951, se dieron cuenta que lo que habían visto era un proceso degenerativo normal y que no había sido causado por ningún supuesto virus.
Abusan del experimento de Enders
En 1949, un bacteriólogo llamado John Franklin Enders descubrió casualmente que diferentes tipos de tejido empezaban a descomponerse cuando se colocaba pedazos del cerebro de una persona que había muerto de polio sobre aquellos tejidos. Por este descubrimiento, le otorgaron a Enders el Premio Nobel en la Medicina el diciembre de 1954. Después de 1949, Enders acusó a Jonas Stalk, el inventor de la vacuna contra el polio, de causar una multitud de muertes y lesiones con dicha vacuna. Enders creía que ésta estaba contaminada con virus humanos no identificados, debido a su uso de tejido human fetal. Fue por esto que Enders eligió trabajar con riñones de mono y suero fetal de caballos y terneros no nacidos.
El primer día de junio del 1954, Enders realizó su primer experimento con sarampión, usando varias muestras de personas infectadas con sarampión y combinándolas con diferentes tipos de matera genética y con diferentes tipos de antibióticos, todos en cultivos celulares hechos de tejido de riñón de mono. Lo interesante aquí es que el experimento de control de Enders mostró que el efecto citopático, es decir, la muerte celular, no podía distinguirse con confianza del experimento con el supuesto virus del sarampión.
Menciono a Enders porque su método es el que sentó las bases de la virología moderna. Es decir, es el método que los virólogos han estado utilizando desde 1954, aunque el mismo Enders demostró que su método no equivalía a una prueba de virus. Cuando Enders recibió el Premio Nobel unos meses más tarde por su trabajo en la antigua virología, su mera especulación sobre un supuesto virus se convirtió en la base de una nueva virología.
La pregunta que debemos plantearnos ahora es: ¿cómo es que los virólogos de hoy trabajan con este método cuando Enders explícitamente dicj en su propia investigación que no comprobaba nada? Lo que hay que subrayar nuevamente es la primera suposición no demostrada de los virólogos: que las muestras que usan realmente contengan virus, antes de que realicen sus experimentos. Con esto, debemos resaltar la importancia del método científico.
Los cimentos del método científico
En el método científico observamos algún fenómeno natural y después creamos una hipótesis para explicar la causa del fenómeno. Luego, la hipótesis debe probarse y para esto procuramos identificar y aislar la sospechada causa del fenómeno con experimentos científicos, y estos deben incluir experimentos de control realizados adecuadamente. Si la hipótesis su comprueba entonces lo que resulta es una teoría científica. Desafortunadamente, existen varios problemas fundamentales con la virología. En primer lugar, nadie ha observado un virus directamente en la naturaleza, es decir, en una muestra tomada de un individuo enfermo, sin que antes se haya combinado la muestra con otro material genético, como un cultivo celular. Entonces ¿cómo podemos crear una hipótesis basada en algo que no hemos encontrado directamente en la naturaleza?
En segundo lugar, en el método científico se requiere de una muestra de lo que se postula como la causa del fenómeno estudiado, es decir, algo aislado, separado de todo lo demás. Esta es la única forma de estar absolutamente seguro de que el fenómeno observado sea causado por el factor postulado. Si uno no cumple con este requisíto ¿cómo se puede realizar un experimento científico?
Hay miles de estudios que afirman el aislamiento de determinados virus, pero cuando examinamos sus métodos, vemos en seguida que lo que están haciendo es todo lo contrario del aislamiento. En cambio, los virólogos utilizan una muestra no purificada, como el líquido pulmonar, y suponen que contiene un virus. Luego, esta muestra no purificada se combina con una mezcla de material genético y varios tipos de antibióticos.
También se debe agregar aquí que todas las supuestas imágenes de virus provienen de muestras tomadas después de estos experimentos y no de muestras purificadas tomadas directamente de personas enfermas. Stefan Lanka enfatiza que estas partículas podrían ser fragmentos de células muertas o moribundas o puros artefactos del proceso fotográfico del microscopio electrónico.
Solicitudes oficiales y disputaciones sobre los virus
Desde 2020 en adelante, ha habido respuestas a consultas oficiales realizadas a unas 205 instituciones en más de 35 países por varias personas, (incluido su servidor) con respecto al presunto virus SARS-CoV- 2, y todos han respondido que les falta documentación de un proceso de aislamiento correctamente realizado.
La canadiense Christine Massey ha iniciado un proyecto para recopilar todas estas respuestas y también ha recopilado consultas similares sobre la mayoría de los supuestos virus. Las respuestas han sido las mismas y en un momento el CDC, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., respondieron que lo solicitado es imposible de cumplir en la virología, una respuesta que lo dice todo.
Los problemas con la virología no terminan aquí. Algo histórico ocurrió en el 2016 cuando el virólogo Stefan Lanka ganó un caso legal después de una apelación, por falta de evidencia de la existencia del virus de sarampión. Lanka ofreció una recompensa de cien mil euros a cualquiera que pudiera presentar pruebas de la existencia del aquel virus. Durante el juicio, David Barnes confrontó a Lankal y presentó seis experimentos que, según él, comprobaban la existencia del virus de sarampión. La corte encontró a favor de Lanka en los 6 casos.
El juicio es muy interesante porque uno de los seis experimentos presentados fue el estudio llevado a cabo por John Franklin Enders de 1954. Este mismo estudio, que sentó las bases de la virología moderna pesar de las advertencias de Enders, fue declarado no científico debido a la falta de experimentos de control. Lo que este fallo también significó indirectamente es que toda la virología en su conjunto ha sido declarada no científica, ya que se descartó aquel fundamento de la virología. En otras palabras, Lanka no solamente ganó y demostró la falta de evidencia por la existencia del virus del sarampión, sino que también demostró que la virología carecía de bases científicas debido al método establecido por Enders en 1954.
Un experimento de control expone la estafa
Es de pocos sabido que durante este juicio, Lanka se puso en contacto con dos laboratorios independientes que llevaron a cabo precisamente los experimentos que los virólogos deberían haber realizado desde la época de Enders. El jefe de un laboratorio dijo en su resumen que los cambios celulares que vieron en sus experimentos de control eran idénticos a los cambios que los virólogos achacaron al virus del sarampión.
Según los virólogos, el resultado de estos experimento seria específico para el virus de sarampión, pero se equivocan porque el resultado se debe a otros factores, es decir, la muerte por inanición de las células en combinación con el uso de antibióticos. Irónicamente, los antibióticos usados por los virólogos son el tipo que degradan los riñones, siendo éstos el mismo tipo de tejido que Enders favorecía y que los virólogos siguen usando hoy en día.
En la actualidad, Lanka y otros han llevado a cabo experimentos de control adicionales. En 2021, se comprobó una vez más que el efecto que los virólogos habian declarado de origen viral se derivaba de su propio método, es decir por el uso de los antibióticos y la muerte celular por inanición, y no por ningún supuesto virus. Esta vez, Lanka fue aún más lejos. Usando el mismo método que los virólogos, pudo comprobar con un experimento de control que el supuesto genoma del SARS-CoV-2 se puede construir a partir del ARN de la levadura, sin ninguna materia infectada en absoluto.
El supuesto genoma del virus
Aquí, sin embargo, debemos dar un paso atrás y resaltar los problemas fundamentales con los supuestos genomas de virus. Si vamos a secuenciar un genoma a partir de un virus, primero debemos encontrar el virus en la naturaleza, es decir, encontrarlo directamente de una muestra tomada de un individuo enfermo. Entonces necesitamos aislar el virus, es decir, separarlo de todo lo demás. Pero si virólogos e instituciones de todo el mundo admiten que falta documentación sobre el aislamiento de un virus, ¿cómo podemos secuenciar su supuesto genoma? y ¿cuáles son todos estos supuestos genomas de todos modos?
Tomemos el SARS-CoV-2 como un buen ejemplo del método anti-científico detrás de la secuenciación. En China utilizaron una sola muestra de un paciente entre un grupo de 44 pacientes con neumonía atípica. De esta muestra no purificada con secuencias genéticas de todos los orígenes posibles, se sacó secuencias génicas cortas de alrededor de 150 pares de bases, que se suponía pertenecían a un virus. A continuación ensamblaron estas secuencias usando los programas informáticos Megahit y Trinity. Al unir estas secuencias génicas cortas, se llenaron los huecos y se suavizaron las superposiciones - todo con la ayuda de programas informáticos (el método se denomina alineación). Una vez que se completó este proceso, se seleccionó la secuencia más larga, de 30.474 pares de bases de longitud, de Megahit a partir de 384.096 genomas creados con longitudes de 200 pares de bases hasta 30.474 pares de bases. En Trinity, la longitud del genoma varió de 201 pares de bases hasta 11 760 pares de bases. Bien podemos preguntarnos por qué eligieron el genoma más largo de Megahit, ya que no hay explicación para esta elección específica.
Sin embargo, la totalidad de este genoma artificial del SARS-CoV-2 no se encuentra en la naturaleza. Solo se encuentra en computadoras, de donde nació el término genoma in silico, es decir, un genoma armado en computadora. Las secuencias génicas cortas que forman parte del genoma creado se pueden encontrar en la naturaleza, pero no así el genoma completo, porque se trata de un genoma ficticio que no guarda relación con la realidad.
Para que el problema sea más fácil de entender, hagamos una analogía. Imagina que tienes que secuenciar el genoma de un ser humano específico. Primero sacas una muestra de una mezcla de material genético de todo tipo de origen desconocido. Luego, supones (sin bases en la evidencia) que algunas de las secuencias cortas son parte de este ser humano y ensamblas estas secuencias con la ayuda de computadoras. A continuación, escoges el genoma más largo, sin explicación y sin tener ninguna evidencia directa que este ser humano realmente existe, lo cual también significa que no se puede validar el genoma creado.
La pregunta deviene en: ¿como podemos saber que las secuencias cortas le pertenecían a este ser humano si no hemos comprobado que este ser humano existía antes de que unieras el genoma? ¿No deberías aislar a este ser humano de los demás seres humanos, y también de los animales y las plantas, para luego tomar la muestra directamente de este individuo y estar seguro de que este es genoma correcto?
Cuando uno cuestiona la existencia del virus el argumento que tipicamente surge es ¿qué es lo que enferma a las personas si no es el virus? Pero esto es una cuestión aparte. Asi como en un juicio de asesinato donde no hay evidencia para vincular al sospechado con el crimen, a éste se le suelta, aunque no haya un sopechado alternativo.
Experimentos para demostrar la infección
Ha habido varios experimentos para demostrar el supuesto contagio, y éstos solo han demostrado los problemas con esta hipótesis. Uno de los mas famosos se realizó a manos de Milton Joseph Rosenau durante un brote en curso de la llamada Gripe Española. En una isla de Boston, ocho ensayos diferentes se llevaron a cabo con cien voluntarios de sexo masculino. Tomaron varias cepas del bacilo de Pfeiffer y crearon un espray que usaron en sus ojos y se frotaron la garganta y la nariz. El resultado fue que nadie se enfermó. Los participantes también fueron inoculados con liquido mucosa de la boca, nariz, garganta y de los bronquios de los pacientes con flu, sin que ningún de los participantes se enfermara. Luego varios de los participantes los inyectaron con la sangre tomada de pacientes del flu, y ninguno de los participantes se enfermó. Trece de los voluntarios también ingresaron en la sala de influenza, donde estuvieron expuestos a diez pacientes de influenza por persona. Se pidió a cada voluntario que estrechara la mano de los pacientes con gripe y se acercara lo más posible a ellos, que les hablara durante cinco minutos y que permitiera que los enfermos respiraran y tosieran directamente en la cara de los sujetos. Este proceso se repitió cinco veces y ninguno de los participantes se enfermó. Al final del estudio, Milton Joseph Rosenau escribió: “Pensábamos que sabíamos la causa de la epidemia y estábamos seguros de que sabíamos cómo se transmitía de persona en persona. Si hay algo que hemos aprendido de esto, es que no estamos seguros de lo que sabemos de esta enfermedad.”
La virología bajo el microscopio
La responsabilidad de comprobar la existencia de los virus cae con aquellos que dicen saber de su existencia y no con las personas que discuten estos problemas fundamentales, porque no es posible demostrar científicamente que algo no existe.
En el caso de los virus, faltan las evidencias científicas para establecer su existencia. Esto se debe a las suposiciones no confirmadas y a la falta de experimentos de control, lo cual ha llevado a interpretaciones erróneas. Y asi, los virólogos sin saberlo, se han engañado a sí mismos y a su vez al resto de la humanidad, a pesar de sus buenas intenciones.
No podemos prevenir la enfermedad y crear una población más saludable si partimos de una base errónea. En mi opinión, esta es la cuestión más importante de la actualidad, porque su solución tiene grandes implicaciones para la medicina, la salud, las politicas, y las recomendaciones y leyes de la sociedad en general. Y es precisamente por estas implicaciones que debemos retar la ciencia, hoy más que nunca, y dejar de creer ciegamente en ella. En verdad, la ciencia de hoy es cualquier cosa menos científica.
Traducción: David Montoute