“No meramente la validez de la experiencia, sino la existencia misma de
la realidad externa fue negada tácitamente por su filosofía. La herejía
de las herejías era de sentido común”.
- George Orwell, 1984
29 de diciembre
La narrativa de la “pandemia del Covid”
es una locura. Eso queda bien demostrado desde hace tiempo. De verdad, no hace falta entrar en los pormenores aquí. Basta con leer el archivo de nuestro sitio.
Las reglas carecen de sentido y son arbitrarias. Los mensajes son contradictorios, y la misma premisa es absurda.
Cada día se lanza una nueva ocurrencia al mundo, y mientras muchos de nosotros ponemos los ojos en blanco, alzamos la voz o simplemente nos reímos…muchos más lo aceptan, se lo creen y lo dejan continuar.
Tomemos la situación actual de Canadá como ejemplo. El gobierno ha impuesto un mandato de vacunas a los trabajadores de la salud, lo que significa que solo en Columbia Británica, más de 3000 empleados del hospital quedaron de licencia sin goce de sueldo desde el 1 de noviembre.
¿Cómo han respondido los gobiernos locales a la escasez de personal?
Están pidiendo que trabajen los empleados vacunados que dieron positivo en la prueba de Covid.
Ya sea que crea o no que la prueba diagnóstica tenga algun valor, el hecho es que las autoridades (teóricamente) si creen en ella. La verdad es que todos los días, procuran vendernos l idea de que el dar positivo significa que estás portando una enfermedad peligrosa.
Por lo tanto, están solicitando que las personas que supuestamente portan un "virus mortal" trabajen, en lugar de permitir que las personas perfectamente sanas y no vacunadas simplemente recuperen sus trabajos.
Esto es una locura.
Pero, ¿acaso existe un mejor ejemplo de las prioridades de quienes dirigen este juego?
Ya sabemos que no se trata de un virus, no se trata de proteger el servicio de salud y no se trata de salvar vidas. Todos los días la gente que dirige la “pandemia” lo admite por sus acciones, e incluso por sus palabras.
Más bien, parece tratarse de hacer cumplir reglas que tienen poco o ningún sentido, que requieren conformidad al precio de la razón, trazar líneas arbitrarias en la arena y exigir que las personas las respeten, haciendo que las personas se crean en "hechos" que son demostrablemente falsos.
¿Pero por qué? ¿Por qué la historia de Covid es irracional y contradictoria? ¿Por qué, por un lado, se nos dice que tengamos miedo y, por el otro, que no hay nada que temer?
¿Por qué la “pandemia” es tan completamente absurda?
Bien podrías proponer que se trata de una simple casualidad - el subproducto de una narrativa en evolución con múltiples enfoques, y una historia contada por miles de autores a la vez, cada uno preocupado por cubrir su propio pedacito de la agenda. ¿Sería la narrativa entonces un coche con varios conductores que disputan un solo volante?
Probablemente haya algo de verdad en eso.
Pero también es cierto que el control, el verdadero control, solo se puede lograr con una mentira.
En la psicología clínica, uno de los signos diagnósticos del psicópata es que dicen mentiras elaboradas de forma compulsiva. Muchas veces el psicopata dirá una mentira incluso cuando la verdad le sirviera mejor.
Nadie sabe por qué hacen esto, pero tengo una teoría al respecto, y es relevante tanto a los enjambres de pequeñas mentes de rata que dirigen las alcantarillas del poder como a cualquier monstruosidad individual.
Si quieres controlar a las personas, debes mentirles. Esa es la única forma de garantizar que tienes poder.
Imagina que estás parado en la carretera y yo te avso gritando "¡cuidado, viene un coche!" y te apartas justo cuando pasa el auto. Yo no puedo saber si te apartaste porque yo te avisé o porque en realidad has visto el coche.
Si mi interés es evitar que te lastimes, eso no importa de ninguna manera. Pero, ¿qué sucede si mi verdadero objetivo es verte hacer lo que yo te digo, por el mero hecho de que yo te lo dije?
Bueno, en tal caso, debo lanzar una advertencia sobre un auto que no existe para verte esquivar una amenaza imaginaria. O mejor, decirte que no hay coche y ver cómo te atropellan.
Solo así puedo asegurarme de que mis palabras significan más para ti que la realidad perceptible, y solo entonces sé que realmente tengo el control.
Uno nunca puede controlar a las personas con la verdad, porque la verdad tiene una existencia independiente que no se puede alterar ni dirigir. Y la verdad misma puede acabar dirigiendo a las personas, en vez del manipulador.
Por eso, nunca puedes obligar a las personas a obedecer reglas que tengan sentido, porque puede que obedezcan a la razón, y no a tu fuerza. El verdadero poder radica en hacer que las personas tengan miedo de algo que no existe y en hacerlas abandonar la razón en nombre de protegerse de la amenaza inventada.
Para garantizar que tienes el control, debes hacer que la gente vea cosas que no existen, y hacer que la gente viva en una realidad que tu mismo construyes a su alrededor, obligandoles a seguir reglas arbitrarias y contradictorias que cambian de un día para otro.
Para verdaderamente poner a prueba su lealtad y la fuerza de su hipnosis, incluso podrías decirles que ya no hay nada que temer, pero que deben seguir las reglas de todos modos.
Puede que eso sea la meta. A lo mejor, el cuento no está disenada para ser creíble. Quizás las reglas no deberían tener sentido. Simplemente deberían ser acatadas.
Quizás cuanto más contradictorias e ilógicas se vuelven las regulaciones, más se valora su cumplimiento.
Si puedes obligar a un individuo a abandonar su propio juicio en favor del tuyo, ¿no será que tengas un control total sobre su realidad?
Comencé el articulo con una cita de Orwell, así que termino con otra:
"El poder consiste en hacer pedazos las mentes humanas y volver a unirlas de la forma que tú elijas".
¿No es eso lo que estamos viendo ahora? ¿No es eso lo que hemos visto desde el principio?
A las personas se les quiebra la psique para que tengan miedo de algo que dijeron que no les amenaza. Les mandan a seguir reglas que les dicen innecesarias, y les mandan tomar "medicinas" que les dicen que no funcionan.
Obligar a la gente a creer tus mentiras, incluso cuando admites que estás mintiendo...tal vez eso sea la más pura expresión de poder.
Traducción: David Montoute
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